Se puede decir que la historia de nuestra literatura empieza en verso. Las manifestaciones más antiguas de nuestra lengua romance comienzan rimando unos versos de amor en mozárabe, así, las jarchas, son las manifestaciones más antiguas del castellano. Sin embargo, griegos y romanos habían escrito antes ya sus grandes obras y lo habían hecho en verso: La Odisea, La Iliada y La Eneida, base de la literatura occidental, son obras versificadas.
El gusto por la poesía viene de lejos. El lector reconoce en estas formas unas claves artísticas que escapan de la lengua vulgar y que lo acercan y lo dotan de recursos para expresar su mundo interior, de ahí también que la poesía sea un género que requiere mayor esfuerzo de interpretación en determinados casos. Pero no por ello estamos diciendo que sea un género oscuro y difícil, al contrario, los romances de la literatura medieval estaban escritos en verso, creados y transmitidos por juglares analfabetos se pasaban de generación en generación, de manera oral, entre el pueblo. Su éxito se debía a que eran fáciles de recordar, pues utilizaban estructuras de repetición y rimas sencillas que cualquiera podía aprender. De hecho, algunas de estas estructuras literarias medievales, coplas y villancicos, por ejemplo, las asociamos hoy con la música pero nacieron ligadas a la poesía.
Así pues, nos parece fundamental acercar a los alumnos a este universo tan rico que nos abre un abanico de posibilidades como lectores y que, a su vez, nos da una llave a un mundo interior donde se habla de los grandes temas planteados por el hombre: vida, amor, muerte… Para ello, en clase de Lenguaje, los alumnos y alumnas de 5º E.P. hemos trabajado la poesía con autores de reconocido prestigio dentro del campo literario, desde Gloria Fuertes a Roald Dahl, pasando por Lorca, poetas que nos permiten aprender en dos niveles distintos: forma y contenido.
En cuanto a la forma, la propia del verso: sus rimas, repeticiones… Nada es casual y, como en un puzzle, las piezas encajan buscando sonoridad y ritmo, de ahí también, que la poesía sea una buena herramienta para aprender a hablar en público. Ajustando la entonación al recitado, el alumno aprende a modular su voz, a trabajar con ella entendiendo que el tono y el ritmo, son importantes para la comprensión. Es importante, destacar que la poesía se puede utilizar para ejercitar la memoria. Aprendiendo los poemas fijamos nuestra atención, concentración y desarrollamos habilidades para la retención, destrezas que hoy en día parecen estar olvidadas pero que siguen siendo importantes.
En cuanto al contenido, nos acercamos a recursos tan ricos como la metáfora, la comparación, la hipérbole... Resaltar que, nuestro día a día, está plagado de estas figuras literarias que utilizamos sin darnos cuenta, pero que completan con matices el sentido de aquello que decimos. Expresiones como: Estar hecho polvo o Ponerse rojo como un tomate, contienen un sentido figurado que hemos aprendido a decodificar. Así pues, resaltamos la importancia de enseñar estos recursos que no solo amplían el vocabulario del estudiante, sino que además le ayudan a expresar su mundo interior con una mayor cantidad de matices. Morir de amor siempre va a ser más hermoso que querer a alguien mucho.
Isabel Marín
Dpto. de Lengua
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