miércoles, 7 de junio de 2017

REALIDAD VIRTUAL, EMOCIÓN REAL



De las cuatro habilidades comunicativas, escribir es, probablemente, la que más recursos cognitivos pone en funcionamiento. Escribir necesita creación, planificación, revisión y corrección. Conozco adultos que prefieren correr una maratón de rodillas que escribir una carta formal de reclamación al banco. Escribir agota.

Para escribir necesitamos una gran motivación, una intensa necesidad comunicativa  o un potente estímulo emocional. Por eso hay muchas canciones, películas y novelas sobre el desamor y muy pocas sobre vivencias cotidianas como fregar cuartos de baño. Exceptuando el fantástico cuento de Cortazar "Instrucciones para subir una escalera" o el divertido gag de Tip y Coll "cómo llenar un vaso de agua".

Y aquí es donde entra en escena la realidad virtual, porque entre las muchas virtudes que la RV aporta a la educación, muchas de ellas todavía por explorar y descubrir, está la de asombrar. Porque se lo aseguro, ponerse unas gafas de realidad virtual, abrir los ojos y descubrirse flotando sobre Júpiter junto a la sonda Juno, impresiona. Incluso a estos chicos que parece que lo han visto todo en los videojuegos y nada va a llamarles la atención.

Así que después de pasar una enriquecedora clase descubriendo en primera persona las maravillas del gran planeta gaseoso gracias a las gafas de realidad virtual y la aplicación Expeditions que nos permitió viajar a años luz sin salir del aula, escribir un texto descriptivo sobre la experiencia les pareció una tarea bien sencilla. Porque el motor estaba en marcha y el depósito lleno.

Ya lo decía Mary Poppins: "Con un poco de azúcar esa píldora que os dan..." En este caso el azúcar tenía forma de planeta gigante, Júpiter.


Carlos García
Dpto. de Lengua




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