
Por todo ello debemos proteger la piel de estas radiaciones, en especial la de los más pequeños. La piel es un órgano en toda su extensión y guarda “memoria”. Esto quiere decir que el daño solar es acumulativo y que las personas que sumen quemaduras solares desde la infancia tendrán más posibilidades de desarrollar cáncer en la edad adulta.
La clave está en la prevención. Administremos protección solar siempre a toda la familia y disfrutemos del verano con salud.
Dra. Elena Mª Herrero López
Médico de familia
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