Las vacaciones estivales son un momento ideal para iniciarse, mantener o reforzar el placer por la lectura. Conste que digo placer y no obligación. Y es que las condiciones son inmejorables y las posibilidades solo están limitadas por nuestra imaginación: en la relajada hora de la siesta o antes de dormir que no hay prisa por madrugar; a la sombra de los pinos, mirando al mar o estirados en el sofá; solos, en familia o con amigos; en papel o en libro electrónico.
Ayudemos a nuestros niños a elegir una lectura adecuada a su nivel y sobre todo, a sus gustos, para que sean capaces de saborear cada historia, cada aventura, como si de un fantástico helado se tratara.
Y recordemos: Si nos ven leer, y disfrutar, ellos también lo harán.
Diana Poveda
Psicopedagoga Colegio Internacional de Levante
No hay comentarios:
Publicar un comentario