¿Quién dijo que leer era aburrido? Como profesora, uno de los retos a los que me enfrento cada año es a que los niños lean por puro placer y descubran el maravilloso mundo de los libros. Hay niños a los que les apasiona y tienen un buen hábito lector, pero no siempre es así.
- Es buena para mejorar la ortografía y adquirir vocabulario, lo que hace que nuestra expresión escrita sea más rica.
- A través de la lectura, también trabajamos la creatividad y la imaginación, ya que nos transporta a mundos fantásticos.
- Nos sirve de entretenimiento en nuestro tiempo libre.
En las clases del taller de Lengua del Colegio Internacional de Levante he querido fomentar todo esto y mostrarles la parte divertida e interesante de la lectura. Por eso hemos llevado a cabo el proyecto “Harry Potter y la piedra filosofal”.
El objetivo era leer el primer libro de la saga de Harry Potter, que le cojan el gusto por la lectura y que descubran todas las ventajas que tiene.
Para ello, cada uno tiene su libro descargado en el iPad y vamos leyendo los capítulos en clase en voz alta. Siempre empiezo yo para que vean que la entonación cambia mucho la forma de entender la lectura. Después continúan ellos e intentan imitarme. Es increíble lo que han mejorado en lectura en voz alta, en la entonación e intensidad al leer. Casi parece que interpretan.

Para trabajar la comprensión lectora hacemos Kahoots en clase y lo presento como un juego o concurso, cuyo ganador se gana una medalla y los niños se motivan muchísimo.
Pero lo que más les ha gustado es, que según iban leyendo el libro, les han ocurrido las mismas cosas que al protagonista y el aula se convierte en el principal escenario de la historia: Hogwarts.
El proyecto termina con el visionado de la famosa película para que se den cuenta de que el libro siempre es más completo que la película y más emocionante de leer, ya que eso de descubrir qué pasará después les causa interés.
Es importante saber ponerse en la piel de los niños, de su entorno más cercano y siempre intentar motivarlos al máximo. De esta forma, como docentes, conseguimos los objetivos planteados y, como alumnos, aprenden de una forma divertida y casi sin darse cuenta.
Virginia Gil
Profesora de Lengua
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