La primera fase en la vida de cualquier persona es la infancia. La infancia
se caracteriza por la formación global e integral del niño/a.
A través del juego nos construimos como personas, aprendemos de nosotros
mismos y de los demás.
El juego es una actividad
de vital importancia para los niños. Lejos de tratarse de meras actividades
para entretenerse o pasar el tiempo, jugar tiene una gran utilidad para el
desarrollo de nuestros alumnos y es fundamental en su crecimiento.
Por eso, muchas de las actividades y la incorporación de nuevos contenidos
en nuestros alumnos, es a través del juego. El juego estimula el aprendizaje, y la experimentación de los niños y niñas de nuestro colegio.
Tanto el juego como los juguetes les ayudan a conocerse y a desarrollar su
personalidad en áreas como la afectividad, la motricidad, la inteligencia, la
creatividad y la sociabilidad.
Nuestros alumnos juegan en el colegio y siguen poniendo en práctica lo que
han vivido y aprendido en el colegio en su casa, imitando la realidad,
representando por medio del juego todo lo que han vivido o quieren vivir,
permitiéndoles exteriorizar sus emociones: alegrías, sentimientos, momentos
difíciles, frustraciones, etc.
Según el historiador y
filósofo Huizinga:
“El juego es una acción o
una actividad voluntaria, realizada en ciertos límites fijos de tiempo y lugar,
según una regla libremente consentida pero absolutamente imperiosa, provista de
un fin en sí, acompañada de una sensación de tensión y de júbilo, y de la
conciencia de ser de otro modo que en la vida real. Luego, si se relega el
juego a un papel secundario ¿Qué pasará con los niños del futuro? ¿Dónde
aprenden a acatar y a cumplir normas? ¿Cuándo establecen relaciones con sus homólogos?
¿Qué hacen durante esa etapa tan importante?” Desde este punto de vista, el
juego no puede tener un papel secundario.
Al incluirse el juego en las
actividades diarias de los alumnos se les va enseñando que aprender es fácil y
divertido y que se pueden generar diversas cualidades como, el deseo y el
interés por participar, el respeto por los demás, atender y cumplir reglas, ser
valorado por el grupo, actuar con más seguridad y comunicarse mejor, es decir,
expresar su pensamiento sin obstáculos.
Inma Ortí
Dpto. de Lengua